Para
el próximo mes de febrero está prevista la segunda
Asamblea General, que, con poco acierto, según mi criterio, se
ha denominado "Vista Alegre 2".
¿Por qué
digo con poco acierto?. La experiencia del período
transcurrido desde aquella primera asamblea, hasta este momento, nos
ha enseñado que las líneas de acción y actuación
que se han seguido, no han sido las más adecuadas para
conseguir unos objetivos que, en los primeros "balbuceos"
del partido, considerábamos irrenunciables:
1º A nivel
de organización, construir una formación política
sólida, con una democracia interna fuera de toda duda, en la
que nosotras/os, -los círculos, las bases, el pueblo en
definitiva-, tuviésemos la voz y el voto.
2º Llegar
a las instituciones con una mayoría suficiente para iniciar el
profundo cambio en nuestro modelo político, económico y
social.
Al día de
hoy, según mi criterio, Podemos no es una formación
política muy distinta a los partidos tradicionales. Los
distintos procesos electorales que se han sucedido en los últimos
dos años y medio, nos han abocado a convertirnos en
aquello que, ya en el Movimiento 15M, combatíamos con tanto
ahínco.
En esos procesos
hemos ido perdiendo nuestras "señas de identidad",
aquellas que se recogían en el manifiesto "Mover Ficha".
Y, desde "las élites" del partido, se ha tratado de
justificar esa "deriva", aduciendo que los procesos
electorales nos obligaban a actuar así.
A nivel interno,
¿qué tenemos al día de hoy?. Desde mi punto de
vista, tenemos una profunda división, que empezó a
fraguarse la misma noche en la que se clausuró la Asamblea
de Vista Alegre.
Aquella primera
Asamblea General, que hubiese debido dar cohesión y unidad al
partido, fue el germen de las distintas corrientes críticas
que surgieron en los meses subsiguientes, desde Andalucía,
hasta la cornisa cantábrica. Y ello por el proceder de "unas
élites", que, en muchos casos, antepusieron sus propios
intereses, -personales o de grupo-, a los intereses de todas aquellas
personas que depositaron su confianza en una nueva formación
política que, aunque Juan Carlos Monedero lo haya negado
públicamente, "había bebido de las fuentes del
Movimiento 15M"-
¿Que
obtuvimos?. Obtuvimos, bien es cierto, cinco escaños en el
Parlmento Europeo; pero también es cierto, obtuvimos la
ruptura con unos de los principios que hubiesen debido informar todo
nuestro quehacer político: hacer política desde las
bases.
Los círculos,
en gran medida, perdieron ese protagonismo que todas/os esperábamos
tuviesen, quedando relegados a una figura desprovista de cualquier
capacidad de decisión. El poder se concentra en "las
élites", ya sea a nivel estatal, autonómico o
municipal. Son los Consejos Ciudadanos los que, actuando, en la gran
mayoría de los casos, a espaldas de las bases, toman las
decisiones, que, por otra parte, vienen "diseñadas"
desde la cúpula del partido.
Los inscritos,
las bases, el pueblo, obtuvo una manera de "participación",
en los procesos de "maduración" del partido,
un tanto singular: votar a través de las redes sociales
aquello que "las élites" proponían. Y,
resulta grotesco, que a muchas de esas votaciones se les denominase
"asambleas".
Esa ha sido
otra de las carencias que nuestro partido ha tenido en estos
años: las asambleas presenciales, por ejemplo, a nivel
municipal, han brillado por su ausencia, toda vez que el Consejo
Ciudadano de turno permanecía "enrocado", en su
"área de confort", desoyendo, una y otra vez, las
pretensiones de los círculos, inscritas/os, bases y el pueblo.
Por otra parte,
el proceso de las elecciones primarias pronto se convirtió en
una "gran falacia", ya que las listas venían
diseñadas, -e impuestas-, desde el "órgano de
poder correspondiente", cuando no de la propia cúpula
del partido.
Desde el punto de
vista de nuestras acciones en las instituciones, creo que hemos de
reconocer que se han cometido grandes errores, si bien, también
es justo reconocer que se han conseguido algunos logros. Errores
imputables, en su mayoría, a esa "cúpula",
que, en los albores de nuestro "estreno" en "la arena
parlamentaria estatal", también empezó a "hacer
aguas". Errores, por otra parte, que nos llevaron a perder casi
un millón de votos en las elecciones generales del pasado mes
de junio.
Pienso
que difícilmente se puede estar "en los problemas reales
de la gente", -y, menos aún, darles alguna solución-,
si no tenemos la capacidad de afrontar con decisión, y buscar
soluciones, los problemas internos de la propia organización.
En los últimos años nos hemos dejado "arrastrar"
por unos acontecimientos que nos han ido superando, -hasta llegar a
la actual situación-, porque, -a nivel general-, no hemos
tenido capacidad más que para adoptar "las tácticas
del avestruz", rehuyendo, una y otra vez, afrontar esa realidad
que ha venido resquebrajando, -hasta culminar en la ruptura actual-,
"un edificio construido sobre cimientos de arena".
Constatar tales hechos y tratar de hacer llegar a las/os
interesadas/os esas reflexiones, no con ánimo de crítica
destructiva, sino con la intención de que entre todas/os
trabajemos para buscar soluciones que vengan a hacer de Podemos una
formación política que genere, de nuevo, confianza e
ilusión, no entiendo que sea "mirarse el ombligo".
Hemos de superar esos posicionamientos que nos están
dividiendo, ¡-ya está bien de pablistas, errejonistas,
anticapitalistas, etc...!- y buscar las vías que nos conduzcan
a conformar una organización sólida, coherente y que de
verdad sea una alternativa a la política que se ha seguido en
este país en los últimos treinta y ocho años.
Respecto a las ambiciones personales, sería muy deseable que,
quienes las tengan, se pregunten a sí mismas/os por qué
y para qué están en Podemos. Insisto en una idea que ya
esbocé anteriormente: Aquí no estamos para tratar de
medrar a título personal, actitud que tanta repulsa nos
producía,- y nos sigue produciendo-, en las personas que
integran esas formaciones políticas que hemos denominado
"casta"; aquí estamos, -al menos, en mi caso-, para
tratar de establecer un modelo político que gestione la "Res
Publicae", lo que es de todas/os, de la manera más
eficaz, justa y transparente posible, dando voz y voto, -en el
contexto de una democracia participativa-, a quienes son las/os
legítimos titulares de lo Común, es decir, todas y
todos.
¿Y esa asamblea prevista para febrero se pretende que sea una "Vista Alegre 2?. No, cambiemos el nombre; pero sobre todo, hemos de cambiar la manera en la que se ha venido construyendo Podemos desde aquella asamblea de triste recuerdo.
Reflexiones de un podemita
Fuente: Post en Podemos
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